¿Alguna vez haz sentido que tu hijo solo hace las cosas si no hay una recompensa de por medio?, ¿o que si no lo castigas, simplemente no obedece?, ¿Te gustaría que tu hijo, colaborara en casa o comiera bien…pero porque quiere hacerlo, no porque tú se lo pidas constantemente o lo amenaces con algo?, ¿Te has planteado alguna vez la posibilidad de motivar a tus hijos sin premios ni castigos?
Reconozco que resulta muy desgastante, convivir en una situación en la que nuestros hijos no responden a no ser que amenacemos con castigar o retirar algo que les gusta o tener que estar poniendo siempre el foco en pensar alguna recompensa. Siempre yendo un paso por delante de ellos, utilizando el chantaje para conseguir que sean más responsables o colaboren en casa.
Hoy voy a compartir contigo, cómo puedes motivar a tus hijos sin recurrir a los premios o los castigos, utilizando estrategias pedagógicas de motivación intrínseca.
¿Qué es la motivación?
Empecemos por el principio, definiendo qué es la motivación. La motivación, podríamos definirla como la fuerza que invita a los niños a actuar, aprender o esforzarse. Pero no toda la motivación es igual y resulta interesante ver con un poquito más de detalle cómo funciona.
Imagina que tu hijo empuja una piedra cuesta arriba:
- Si lo hace porque tú le prometes una chuche o pasar más tiempo con la tablet, eso es motivación extrínseca: viene de fuera. Y el interés está principalmente en obtener la chuche, no en esforzarse por llegar arriba con la piedra.
- Si lo hace porque siente curiosidad, quiere probar su fuerza, poner a prueba sus capacidades o disfruta del reto, eso es motivación intrínseca: nace de dentro. La recompensa está en el placer de haber conseguido el reto, esto es un gratificación interna en forma de satisfacción personal.
Y aquí está la clave: la motivación extrínseca funciona a corto plazo, pero no enseña al niño a disfrutar del proceso ni a perseverar.
Desde la neuroeducación, sabemos que el cerebro aprende mejor cuando siente placer y encuentra el sentido. Cuando un niño se siente satisfecho al aprender, su cerebro libera dopamina, el neurotransmisor de la motivación.
Por eso, no necesitamos premios externos: la verdadera motivación se alimenta del entusiasmo, la curiosidad y la sensación de logro.
¿Por qué los premios y castigos no funcionan?
Durante años se creyó que premiar o castigar era la forma más eficaz de educar. Pero hoy sabemos que los premios y castigos solo tienen un efecto inmediato, pero no funcionan a largo plazo. Además generan dependencia emocional.
“Si no me dan algo a cambio, no lo hago”.
“Lo hago por que me quitan algo que me gusta o me amenazan con hacerme daño”.
Conozco más de una familia que ha utilizado de forma constante el premio como moneda de cambio para conseguir que sus hijos adquiriesen responsabilidades y el compromiso de realizar ciertas tareas en las cuales, llegó un momento en el que los niños les exigían algo a cambio para hacer las cosas. Una vuelta de tuerca en la que los niños, pasan de ser “pasivos” a tomar un papel “activo” , reclamando y chantajeando para asumir lo que deben ser sus compromisos o responsabilidades: “¿Y qué me vas a dar a cambio?”.
- Los premios enseñan que vale la pena esforzarse solo si hay recompensa.
- Los castigos generan miedo, frustración y desconexión con los adultos.
En ambos casos, el niño deja de actuar por deseo propio y aprende a hacerlo por obligación o miedo. A largo plazo, esto afecta su autoestima, autonomía y autoconfianza.
En niño no aprende a colaborar, simplemente hace las cosas por obligación.
La verdadera educación no consiste en controlar, sino en acompañar y guiar con conciencia y respeto.
¿Cómo fomentar la motivación sin premios ni castigos?
Cuando hablamos de educar sin premios ni castigos, no estamos hablando de dejar que los niños hagan lo que quieran.
Los límites y las normas tienen que estar siempre presentes y son absolutamente necesarios para el buen desarrollo de los niños.
Simplemente consiste en sustituir el control externo por la comprensión y la responsabilidad interna.
Y para eso, es importante buscar alternativas al castigo o al premio, ¿Cuáles son estas alternativas?
- Consecuencias lógicas: Una consecuencia lógica es aquello que se deriva de la acción y está estrechamente relacionada con ella. Ejm: “Si no recoges tu plato, estará sucio para la cena”, “si se te ha vertido el agua, tienes que recoger y limpiar”.
- Consecuencias naturales: Son las que ocurren de forma directa o inmediata. No las impone el adulto. Ejm: “Si no te pones la chaqueta, tendrás frío”, “si dejas el juguete en el patio, se mojará y se romperá”.
- Recompensas: Tienen un matiz positivo, como reconocimiento, no como condición. Ejm: “He visto que te has esforzado en realizar tus deberes, podemos ir a dar un paseo al parque”.
Tips para motivar a un niño sin premios ni castigos
La clave está en acompañarlos desde el respeto, la compañía y la coherencia. Poniendo el foco de atención en el mensaje que transmitimos para ser conscientes de cuál es el verdadero propósito de nuestras palabras. Aquí te dejo algunos tips clave para fomentar la motivación interna y así conseguir colaboración y responsabilidad de los niños en casa.
- Cambia el control por la conexión: Antes de corregir una conducta, conecta emocionalmente con tu hijo.
Pregúntate: “¿Qué necesita?, ¿Qué hay detrás de este comportamiento?”.
La mayoría de las veces, un mal comportamiento es una forma de pedir ayuda o atención. - Establece límites claros: Los límites actúan como guías para protegerlos y orientarlos para saber tomar buenas decisiones. Deben ser firmes, estar claros y transmitirlos siempre desde el respeto.
- Sustituye el “porque lo digo yo”, por una explicación: Los niños aprenden mejor cuando entienden el porqué.
Explicar no significa negociar todo, sino ofrecer sentido y coherencia - Usa consecuencias naturales y lógicas: Las consecuencias lógicas ocurren solas y las consecuencias naturales, están relacionadas con la acción y son más respetuosas.
- Refuerza el proceso y no solo el resultado: Valora el esfuerzo, la intención, la constancia y la mejora, más que la nota (si está más bonito o más feo) o si fulanito lo ha hecho mejor.
- Fomenta la autonomía con pequeñas decisiones: Cuando los niños participan y eligen, se sienten capaces y responsables. Dar opciones dentro de un marco de límites genera cooperación y autoestima. Déjale que participe, no tienes por que ser el sargento que asume todo el control.
- Sé ejemplo de autocontrol y coherencia: Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan.
Si tú gestionas tus emociones sin gritar, ellos aprenden autorregulación.
Educar sin castigos empieza modelando el respeto que quieres recibir. - Ofrece presencia y afecto incondicional: No retires tu cariño por una mala conducta.
El amor no es una herramienta de disciplina, es el terreno donde crece la educación. - Potencia la motivación interna: Ayuda a tu hijo a descubrir el placer de aprender, colaborar y superarse.
Haz preguntas que despierten curiosidad: El objetivo no es que obedezca, sino que entienda y elija hacerlo bien. - Celebra los logros compartiendo momentos y no cosas: En lugar de recompensas materiales, ofrece tiempo, atención y conexión. Las experiencias compartidas nutren más que cualquier premio y refuerzan el vínculo familiar.
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